jueves, 10 de abril de 2008

Pero a los ciegos no les gustan los sordos (8)

Un constante desencuentro.. uno no debería sentir eso cuando lo que busca es el amor.. Decididamente cuando los dos buscan lo mismo, de una manera u otra, van progresivamente acercandose cada vez más a su meta, la de amar.. pero parece que no todos buscamos lo mismo; los de mi especie buscamos encontrar la persona indicada con la cual nos podamos anexar de manera que no sean dos individualidades, sino el conjunto de dos almas que se superponen, que por momentos pueden alejarse, pero en el caso de que eso suceda, durante ese tramo se extrañan con todo su corazón, ya que constantemente uno necesita del otro..
Sería lo ideal, ser recibido con una sonrisa en la cara del otro, con un abrazo de esos que ahogan, y transmiten tranquilidad al corazón.. la tranquilidad de sentirse querido, satisfecho, realizado, seguro de uno mismo y de sus acciones, de sus decisiones, de su compromiso.. No es sencillo llegar a ese punto, se necesita un alto grado de concordancia con la otra parte, una conexión, de esas invisibles a los ojos, de esas que son tan fuertes que enceguecen el corazón, y lo hacen inmune a todo tipo de cosas, de sensaciones.
Pero por más inmune que sea, es sabido que todo Goliat tiene su punto débil, esa conexión suele ser fuerte y volatil a la vez, sobre todo cuando uno no es de esas personas que andan por la vida demostrando seguridad y confianza en uno mismo; pocas cosas se pueden comparar al dolor que siente el corazón cuando esa conexión se quiebra, pierde su caparazón, es dañado y queda abierto, como si la herida fuese más grande que uno mismo, como si no fuera a sanar nunca, quedando expuesto en carne viva atravesado por el tajante filo de la duda.
Ese dolor es la contracara del amor, de la entrega, es a lo que nos arriesgamos cuando nos disponemos a amar, es la mancha negra que nunca vemos en aquella paloma blanca tan perfecta que puede ser el amor.. la mancha que ignoramos, que no queremos ver, porque verla significaría aceptar que no encontramos lo ideal, que hay algo que no es perfecto como debería ser el amor, esa mancha tan pequeña es capaz de hacer que nos ahoguemos en ella..


Dos que se quieren se dicen cualquier cosa, pero a los ciegos no les gustan los sordos, y un corazón no se endurece porque sí (8)
Lamentablemente es cierto, quién ciego está, necesita tener un ciego del otro lado, sino corre el riesgo de amar a un sordo, de aquellos que no valoran ni muestran regocijo ante el esfuerzo del ciego, que es presa del amor, que se enamora del amor, y se abre a la expresión de sus sentimientos, que aveces no ve la mancha, y sin importar las consecuencias se arriesga en busca de un corazón contento, quedando defraudado más de una vez, y con el corazón endurecido hasta nuevo aviso.

martes, 8 de abril de 2008

No solo un pasatiempo para aquellos que la utilizan para ocupar su tiempo libre; la literatura es también una vía de expresión para aquellos que disfrutan de escribir, y descubrir sus sentimientos, es el camino que permite a una persona común, vos, yo, él, abrirse y poder dejar salir sus ideas, expresar sus opiniones, y darle rienda suelta a su imaginación. Puede ser la pasión de algunas personas, la afición, el hobby, o incluso la puerta hacia un universo de belleza lingüistica.
Acostumbra a ser tediosa para el que no la conoce, para quien no la descubrió, o directamente se niega a descubrirla. Es un tesoro perdido, que puede ser facilmente encontrado por todos aquellos que lo buscan y disfrutan de valorarlo.



Jorge Luis Borges - El Amenazado


Es el amor, tendré que ocultarme o huir. Crecen los muros de su cárcel, como un sueño atroz.

La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única ¿de qué me servirán mis talismanes; el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó al áspero norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?

Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo. Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que me miran por las ventanas, pero la sombra no me ha traido la paz.
Es, ya lo sé, el amor; la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo. Es el amor con su mitología, con sus pequeñas magias inútiles.

Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. Ya los ejércitos me cercan, las hordas (esta habitación es irreal; ella no la ha visto). El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo.




Estaba haciendo tarea de literatura, pero me copé leyendo cuentos de Borges y Cortazar :)