Pasado el mediodía, justo después de almorzar, como todos los días, salí a la calle, doble en la esquina y entré por la primera puerta; por suerte el quinielero del barrio vivía cerca. Siempre que entraba en su casa, ya sabía a qué número jugaría. Acostumbraba a jugar de acuerdo a las fechas de cumpleaños de mis amigos, su edad, las patentes de los autos de nuestra familia, los números de las entradas de cine, los de los boletos de colectivo, y por supuesto, ante la duda recurría a mis sueños.
Pero esta vez, no estaba seguro, así que le pregunté a Don José qué número me recomendaba. Me sugirió el 3, porque su esposa había tenido trillizos dos semanas atrás, pero no me pareció una buena idea, ya que seguramente venía sugiriéndole lo mismo a todo el barrio desde hace dos semanas.
Como de costumbre, balbuceo de por medio, me dijo que juegue de acuerdo a mi sueño de esa mañana, siempre la mejor solución en aquel tipo de situaciones.
Yo sabía que él quería que le cuente mi sueño, Don José es un tipo curioso por oficio, le encanta saber qué sueña la gente, cree que es capaz de encontrar en los sueños un significado oculto, que uno no es capaz de ver..
Sin problemas le conté mi sueño, y al poco tiempo, ya veía en sus ojos cómo se moría de ganas por decirme a qué número tendría que jugar.
Lo dejé hablar:
- Joven, de acuerdo a su sueño, lo mejor sería que usted ponga unos pesitos al 15 en la vespertina. - Me dijo convencido.
- No, gracias Don José, ella es mucho más que bonita. - Le dije con la mirada perdida, y esperé al próximo día para jugar.

2 comentarios:
qe paparulo eee,
mirá las cosas qe andas escribiendo por ahí.
t qiero amigo, nos vemos en algún momento:)
Jijijijijiij
Es obvio que hablás de mí (L)
Pff, te quiero tanto putete.
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