jueves, 10 de diciembre de 2009
Todo o Nada
Si bien cumplía con todas sus obligaciones, la única que realmente disfrutaba obviamente, además de darle de comer al loro, era salir con su novia. No solo porque era la única persona que él declaraba amar, sino también porque tenía una ferviente pasión por las chicas ya desde muy chiquito, evidenciado en las grabaciones que su padre había tomado de sus cumpleaños de 4 y 5 años, donde incansablemente se lo veía correteando a sus compañeritas del jardín de infantes.
Si digo que estaba loco por su novia Lina, y que esto era un problema, pocos me van a creer, porque qué puede haber de malo en que este muchacho pase la semana ansioso, contando uno a uno los días hasta que llegue el sabado para verla, y que su novia al verlo se desesperase por correr a abrazarlo? Evidentemente nada, nada de malo podía haber, entonces, cuál es el problema? El problema es que además pensaba en María la hija de Susana la del almacén, en Alejandra la vecina de al lado, y claro, también pensaba en Miriam.
Todos estos eran pensamientos muy sanos, o acaso hay cosa más sana que el amor?
Sanos para él seguro, qué había de malo en quererlas a todas, mientras Lina no se enterara y no saliera lastimada.. Si bien desconfiaba un poco de su novio, por la forma de ser de Miguel, lo quería a ciegas, sabía que él no la iba a dejar. Trataba de no prestarle atención al chusmerío, estaba segura de que con María y Alejandra no pasaba nada porque las dos se habían mudado a La Plata para estudiar, pero Miriam..
Lina no podía reclamarle nada a Miguel, si Miriam era su mejor amiga, y cómo lo iba a privar de ver a su mejor amiga una vez a la semana, para "tomar unos mates con bizcochitos nomás, y llevarle un cd que le grabé con las películas que me pidió".
En los comienzos de la formación de la pareja, el primer mes digamos, todo era deslumbramiento mutuo sin preocupaciones para ninguno, como dice ese cliché que nunca entendí, "todo color de rosa".
De a poco, en una transición imperceptible ambos fueron reemplazando los planos de sus prioridades, tanto que se olvidaron de sus amigos derrepente, cada uno los reemplazo a todos por el otro, se ve que es costumbre en las parejas jóvenes, apresuradas, atropelladas, viven el presente, corriendo detrás de esa felicidad momentanea sin final estipulado, se olvidan de que los amigos no son efímeros, son esa eterna brasa que no se quiere apagar, eterna mientras se la avive, eterna mientras nos ocupamos aunque sea de soplarla.
Para Miguel este cambio de prioridades no significó demasiado, era un tipo sociable, cambiante, inquieto, le gustaba anotarse en nuevos talleres cada tanto, de artesanías, de literatura, por lo que sus amigos se renovaban constantemente. En cambio para Lina, que era más bien un poco cerrada y discreta, el alejamiento de sus amigas no fue un detalle menor, los reproches, los celos la agotaban, pero se olvidaba de todo esto con solo verlo a su novio. Llegó a pensar que no las necesitaba, que él le podía dar todo lo que ellas le daban antes, y más. Se olvidó de sus números de teléfono, ya no las veía ni siquiera una vez al mes, porque claro, el primer sabado de cada mes, qué aprovechaban para juntarse, ahora le correspondía pasarlo con Miguel.
Pasados los siete meses de relación, Lina comenzó a sufrir su ausencia notablemente, extrañaba sus consejos, su confianza, sobre todo cuando su relación con Miguel pasó por un período de oxidación y monotonía, se vió sola, sin salida, sin refugio, no tenía con quien desahogarse, a quien recurrir.
Pero el muchacho no se daba por enterado de esto, justamente si algo lo caracterizaba era este inconsciente desinterés por lo ajeno, esta especie de flotación en la nada, de conformarse tan solo con tener alguien por quien enloquecer, alguien en quien depositar su cariño; y sólo su cariño, porque sus cuidados y atenciones las depositaba en su mejor amiga, verdaderamente eterna, su confidente, su mate amargo de los lunes, su último cigarrillo del atado, y que "tomá, tomá, Miriam te lo doy, yo después me compro".
Por razones que no hace falta aclarar en casos como este, la visita de los lunes siempre le chocó a su novia, ante los reclamos y ataques de celos Miguel siempre hizo oidos sordos, como quitándoles importancia, como queriendo que Lina se acostumbre a su rutina de los cuidados y las atenciones ajenas de los lunes, y se conforme con el cariño del resto los dias.
Y cómo reclamar, como hacer algo para cambiar esto, como no conformarse, si nisiquiera la escuchaba, si aveces sentía que no existía, pasaba de un extremo al otro, de pertenecer, a sentir el vacío más penetrante partiendola en dos desde su estomago hacia afuera. No era fácil convivir con esta sentimiento de inseguridad, esa sensación de que "un día se acuerda de mí y dos no, que no me escucha, que en la semana pasa más tiempo hablando con ella por teléfono que conmigo". Qué alternativa tenía? Su vida era este tiro al aire, este loco desatado y desorganizado. Constantemente rebotaba en su cabeza la incógnita de cómo hacer para terminar con esta atención compartida, ya estaba cansada de pelear el primer y segundo puesto cabeza a cabeza con Miriam, tenía que solucionar esto .
Ella sola no podía, no tendría las fuerzas suficientes como para ocuparse de una tarea tan significativa por su propia cuenta. No soportaría un día más con este dolor, no le quedó más que recurrir a sus amigas, las que había dejado olvidadas, las que hacía meses no llamaba. Fácil no fue convencerlas, al principio sospechaban de una llamada repentina como esta, las tres estaban muy dolidas por la actitud de Lina en los últimos meses, y por donde encarara la charla recibía reproches. Hasta que cansada de darle vueltas al asunto, realmente fue al grano. Les fue difícil tragar lo que acababan de escuchar, pero sus amigas realmente valoraban a Lina, y vieron esta llamada, esta necesidad desesperada de un favor, como una posibilidad de reparar su amistad con ella, de demostrarle que ellas eran quienes realmente se preocupaban por cómo estaba, que podía confiar en ellas. La presión de Lina, y la mezcla de sensaciones que generó esta llamada no esperada las hizo aceptar, se comprometieron en ayudarla a sacarse de encima aquello que tantos dolores de cabeza le causaba.
Lina sabía que esa casa estaba libre hasta pasadas las ocho, asi que las cuatro se encontraron a las seis de la tarde en la puerta de la casa de tejas, y con el sol muriendo, se metieron por el garage usando esa llave que siempre estaba escondida en el cantero. La puerta que daba al living estaba sin llave, asi que ahí adentro decidieron esperar a que llegue de la escuela. Los nervios las hacían temblar sin parar, Lina sacudía el martillo ansiosa, no tenía dudas de lo que iba a hacer, pensaba dominada por la bronca, amparada por la confianza de sus amigas, sin importarle las consecuencias de una decisión tan drástica, todo sea por terminar con ese dolor, esa indiferencia.
Sin sospechar nada, entró por la puerta de calle naturalmente con su mochila cargada, no atinó siquiera a prender las luces, sin dolor ni gritos, cayó al piso inconsciente.
Chau cuidados y atenciones, no más mates amargos ni visitas de los lunes, ni cariños y dolores de cabeza, ni Miguel que la tenga de segunda, ni último cigarrillo para Miriam.
viernes, 22 de mayo de 2009
Salí a caminar porque me sentía solo y el tedio me abrumaba. Afuera el sol resplandecía. Las nubes también pero más oscuros. Llegué al parque y me llené los bronquios de aire pura. Los ojos de los árboles se movían a impulso de una brisa fresca y delicado que hacía tintinear además los esqueletos de algunos insectos muertas contra fragmentos de botellas rotos. Me acerqué al lago y vi que una tortuga trataba de avanzar por el barro pugnando por llegar hasta el agua. No la dejé. Su caparazón era duro y su semblante inteligente y serena. Me la llevé para casa, a fin de paliar mi soledad. Cuando llegamos la puse en la bañera y me fui a buscar en la biblioteca un libro de cuentas para leerle. Ella escuchó atento, interrumpiéndome de vez en cuando para pedirme que repitiera alguna frase que le hubiese parecido especialmente hermoso. Luego me dio a entender que tenía hombre y ya me fui nuevamente al lago a buscar alga que le resultara apetecible. Recogí pasto y una planta de ojos verdes oscuras. También junté algún hormiga, por si acaso. De nuevo en casa, fui a llevar las cosas al baño, pero el tortuga no estaba allí. Lo busqué por todas partes, en el ropero, la refrigeradora, entre los sábanos, alfombras, vajillo, estantes, pero no hubo casa, no lo encontré. Entonces me vinieron deseos de ir al baño y los hice, pero cuando tirábamos la cadena comprobaste que el inodoro estaba tapada. Se les ocurrió entonces que the tortuga podía haberse metida allí. ¿Cómo rescatarlos? Salí de casa y caminé hasta encontrar una alcantarilla. Levantéi la tapa y me metisteis ahí. No habían luces. Caminéi. Los pies se me mojarán. Una rata morderói. Yo seguéi. "¡Tortuguéi, tortuguéi!", gritéi. Nodie contestoy. Avancex. Olor del agua no ser como la del lago. "¡Tortugúy, vini morf papit!", insistiti. Ningún resultoti. Expedición fútil.Salí del cantarillo y en casa me limpí y me preparó cafés. Lo tomés a sorbo corta, mirondo televicián. En sópito ¿qué vemos in pantalla? Tortugot. "¿Cómo foi a parar alá?", le preguntete. Y ella dijome ofri con dichosa contestaçao: "No por Allah: Budapest. Corolarius mediambienst cardinal e input fosforest". A la que je la contesté "bon, but mut canalis et adeus, Manuelita".
"¡Nai, nai!", dictio tort, "eu program mostaza interesting".
"Demostric", pidulare.
Tons turtug bailó, candó, concertare, crobacía y magiares, asta que yo poli me zzz.
domingo, 5 de abril de 2009
jueves, 19 de marzo de 2009
Otoño Blanco
Evidentemente estoy meado por una tropa de elefantes africanos, ya que ese mismo día que me vi dando un paso adelante en mi vida, que sentí que había satisfecho mis propias aspiraciones, y que de ahora en más, no iba a presionarme demasiado, iba a relajarme, y ponerme con todo en la facultad, sin sobreexigirme.. ese mismo día, me vi dando un paso atrás, me vi rebobinando, vi como se deshacía lo que más feliz me hacía todos los dias, como se desarraigaba de mi cabeza esa idea tan cálida que me surgía cuando viajaba en colectivo, cuando estaba solo aburrido, esa idea de sentir que querés a alguien, y que esa persona te quiere, que no estás tan solo, que la distancia no significa nada, que la compañía está; vi esa idea desarraigarse, para otra vez lamentarme de mi vicio por andar arraigandome esas ideas, que tarde o temprano me terminan destrozando por dentro cuando se van.
Y yo sabía, porque tengo buena intuición para este tipo de cosas, desde el principio lo sospeché, desde el dia anterior, sabía que esto se iba a terminar, porque era demasiado bueno para ser cierto, porque siempre creí en la letra de ese tema de Gloria Gaynor que dice You're Just Too Good To Be True, porque el amor parece que no es lo mio; porque la verdad me acostumbré a querer, y ser querido; querer un poco más, y ser un poco menos querido; querer mucho, y ser poco querido; estar al límite de amar, y dejar de ser querido. Es una reiteración que parece ser constante en mi. Al comienzo de las relaciones, el cariño que doy, es directamente proporcional al cariño que recibo, pero con el tiempo esto empieza a decantar, comienza a variar, de a poco deja de ser directamente proporcional, para pasar a ser inversamente proporcional. Por consiguiente cada intento por sumar a la relación, no hace más que restar a la misma. Espero algún día ser capaz de darme cuenta en que momento cambia, o evitar que cambie; lo mejor sería tener la capacidad de saber cuánto va a durar cada relación antes de comenzarla, para así saber cuánto voy a sufrir cuando la misma termine y estar aunque sea preparado psicológicamente para ello.
Estoy cansado de esto, me revienta, me saca que el amor no sea lógico, que no haya posibilidad de predecirlo; aunque por otro lado, eso es lo lindo, que cada día descubrís algo nuevo, sensaciones que son puro riesgo, la adrenalina de entender el enigma de la reacción ajena, la alegría de su presencia, la calidez de sus abrazos, la tranquilidad de sus palabras, la sorpresa de sus decisiones, la aspereza de sus caricias, el sudor en sus manos, la frialdad de su mirada, el dolor de su adios.
viernes, 13 de marzo de 2009
Poema con algo de lunfardo.
aunque la tenía de antes,
no me negué un instante,
sobre mí dejó una marca.
Nos chamuyamos de a poco
yo sabía, y ella también..
que pa' que el vino sepa bien,
no hay que tomarlo a lo loco.
La cosa iba derecho,
y yo por poco la embarro
de casualidad la narro,
creí que no me perdonaba,
pero ella me adoraba.
Me lo juré, porque sí,
nunca más hacerla sufrir.
Al rato fui su novio,
fuerte su amor yo lo siento,
de esto no me arrepiento,
si me abraza con ternura,
y en mí desata locura.
Cuando me toma la mano,
me invade un cariño eterno,
me aleja del infierno
y me pierdo cual paisano.
Pocos junan su dulzura,
se la guarda con recelo,
está tan cercana al cielo,
como alejada a la amargura.
Me transmite su alegría,
y nunca me deja solo,
sin ella yo me embolo..
Yo la quiero muy enserio..
no escondo ningún misterio.
No me canta contraflor,
las hay pocas de su tipo,
y mi suerte es la mejor,
desde que me quema su amor,
tengo el mejor equipo.
Vive en esquina Medrano,
desde allí extraña a su padre.
Lucía le puso la madre,
la última de siete hermanos.
Dios quiera nunca me ladre,
ni vaya a soltar mi mano.
sábado, 24 de enero de 2009
Siguiendo la Luna..
viernes, 21 de noviembre de 2008
Sueños
Pasado el mediodía, justo después de almorzar, como todos los días, salí a la calle, doble en la esquina y entré por la primera puerta; por suerte el quinielero del barrio vivía cerca. Siempre que entraba en su casa, ya sabía a qué número jugaría. Acostumbraba a jugar de acuerdo a las fechas de cumpleaños de mis amigos, su edad, las patentes de los autos de nuestra familia, los números de las entradas de cine, los de los boletos de colectivo, y por supuesto, ante la duda recurría a mis sueños.
Pero esta vez, no estaba seguro, así que le pregunté a Don José qué número me recomendaba. Me sugirió el 3, porque su esposa había tenido trillizos dos semanas atrás, pero no me pareció una buena idea, ya que seguramente venía sugiriéndole lo mismo a todo el barrio desde hace dos semanas.
Como de costumbre, balbuceo de por medio, me dijo que juegue de acuerdo a mi sueño de esa mañana, siempre la mejor solución en aquel tipo de situaciones.
Yo sabía que él quería que le cuente mi sueño, Don José es un tipo curioso por oficio, le encanta saber qué sueña la gente, cree que es capaz de encontrar en los sueños un significado oculto, que uno no es capaz de ver..
Sin problemas le conté mi sueño, y al poco tiempo, ya veía en sus ojos cómo se moría de ganas por decirme a qué número tendría que jugar.
Lo dejé hablar:
- Joven, de acuerdo a su sueño, lo mejor sería que usted ponga unos pesitos al 15 en la vespertina. - Me dijo convencido.
- No, gracias Don José, ella es mucho más que bonita. - Le dije con la mirada perdida, y esperé al próximo día para jugar.
